Para Puig no tiene sentido el hecho de que aprender, una necesidad natural del niño, se base en la obligación o la coacción, ya que estos métodos ponen en marcha mecanismos que bloquean el aprendizaje.
“Cuando verdaderamente nos sentimos inspirados y decidimos aprender algo, la anatomía y fisiología del cerebro cambian por completo: aumenta el riego de ciertas partes de la corteza prefrontal, llega más sangre y empezamos a ver con más claridad; a la vez, las neuronas empiezan a hacer conexiones entre ellas”, afirmó.
Una respuesta fisiológica muy diferente a la que ocurre cuando el niño siente estrés. En ese caso se repliega, no puede explorar. La sangre se desvía hacia otros mecanismos de protección, y se le nubla el entendimiento, se bloquea, no puede avanzar ni entender nada.
Continúa....
No hay comentarios:
Publicar un comentario