jueves, 24 de noviembre de 2011

Un ambiente rico en tecnología favorece la retención, afirma un estudio

Investigadores del Instituto Rochester de Tecnología (EEUU) encontraron que un ambiente de aprendizaje rico en tecnología mejora el aprendizaje y las calificaciones, al tiempo de reducir los índices de deserción en varios cursos universitarios de ingeniería.

Más del 90% de los estudiantes afirmaron que un ambiente rico en tecnología -que incluye una combinación de tabletas, software colaborativo y múltiples pantallas interactivas- les ayudó a aprender y retener la información mejor que las clases convencionales.
Los datos surgen de una investigación de seis años involucrando a más de 500 estudiantes universitarios en 12 clases dictadas por tres profesores de ingeniería mecánica, Robert Garrick, Larry Villasmil y Diane Amuso, todos de la Facultad de Ciencia Aplicada del Instituto Rochester de Tecnología.
La investigación se enfocó en tres cursos de tecnología que mostraban bajos índices de retención y altos promedios de deserción (neumática e hidráulica, dinámica aplicada y mecánica fluida aplicada). Estos son cursos de base en los programas de ingeniería en los que hasta un 23% de los alumnos recibían bajas calificaciones, repetían o desertaban de las clases.
Los investigadores rediseñaron las clases incorporando tabletas para cada estudiante y software colaborativo. Las aulas incorporaron múltiples pantallas interactivas que mostraban los contenidos de las computadoras de docentes y alumnos. Toda la información intercambiada era registrada y archivada.
La combinación de estos recursos mejoró la conexión visual con el material de estudio, y mejoró el modelaje de los problemas de ingeniería, áreas críticas para retener información técnica.
En un laboratorio tradicional, los estudiantes trabajan en sus puestos individuales mientras el instructor camina entre ellos, responde preguntas y vigila las operaciones. En el nuevo ambiente enriquecido con tecnología, los estudiantes reciben disertaciones multimediales, y trabajan sobre simuladores virtuales. Los instructores revisan el trabajo en tiempo real, identifican problemas y señalan las diferentes soluciones propuestas. Todo el trabajo de los alumnos es agregado a los archivos digitales de modo que las diversas respuestas a los problemas pueden ser referenciadas.
Garrick comenta: "los estudiantes aprecian los problemas prácticos y reciben realimentación inmediata. Nos dicen que casi se siente como si estuvieran recibiendo instrucción individual".
El proyecto fue financiado por una beca de la Fundación Nacional para la Ciencia.

 Fuente: Eurekalert, EEUU. Leer nota original

domingo, 6 de noviembre de 2011

Educar desde el Humor: Una Experencia

-“Lechuga, que eres una lechuga”
- “Eso no me lo ha llamado nadie ¿Cómo te atreves? ¡Calabaza!”
-“¿Yo calabaza? Eso no te lo aguanto. ¡Brócoli!” Este diálogo, una actividad de tutoría, en la que reflexionamos sobre los insultos, cómo afrontarlos y reaccionar ante ellos, quita hierro a las peleas y divierte, ya que siempre, ante otro insulto de calibre, podemos imaginar: “Que mal pronuncia rábano”.

La reacción en múltiples situaciones depende de nuestra autoestima: Si tengo una buena autoestima, lo que me digan los demás, puede no llegar a ofenderme, aunque lo pretendan. En esta línea, “Yo valgo mucho; tú vales mucho”, fue el lema que trabajamos en todo el centro, el colegio Antonio Machado de Salamanca, y que culminó en una Jornada de Humor: mediante actividades lúdicas, juegos, poemas, cuentos, diálogos, collages, parodias, dibujos, posters, y chistes en los que trabajamos todo el día. Poner una foto de cada uno en un folio y pasarlo por toda la clase, para que todos escriban cualidades positivas que ven de esa persona, es algo que funciona bien, para mejorar la autoestima. Y también con profesores. A veces, por roces de convivencia tendemos a criticarnos con frecuencia y olvidamos lo positivo de los colegas. Dar a cada uno una lista de los profesores con un pequeño espacio en blanco, y pedir a todos que escriban cualidades positivas de los demás, recogerlos y agruparlos en una lista que muestre las cualidades que nos ven los demás contribuye a mejorar las relaciones y unir el grupo.

“¿Qué dirías a un muchacho que, totalmente descontrolado y agresivo, te insulta?”. Cuando coleccionaba diez situaciones que me contaban y nos enfadaban, las fotocopiaba y repartía entre los profesores. Escribíamos una respuesta desde el humor, no violenta. Luego todas las repuestas se agrupaban y las repartíamos: “¡Vaya! Hoy vienes cariñoso/a”- era una. (El sentido común ha de ir antes del sentido del humor. Hay personas a las que no se puede permitir eso, pero cuando situaciones familiares y personales, que conoces, ocasionan niños problemáticos, quitar hierro y desactivar la agresividad importa). Este ejercicio, la 'Fundición de Cabreos', contribuía a relativizar los problemas de convivencia y a establecer el humor como un aceite, para que los engranajes del colegio encajasen con más suavidad. El humor, adecuadamente utilizado, desactiva la agresividad y, junto con la risa, disminuye el estrés.

Tuve una alumna de español en Escocia que vino a España. Estaba con unos amigos en la playa y la invitaron a un chiringuito a tomar algo. Ella aceptó y dijo: “¡Ufff! Estoy caliente”. Ante las miradas intensas y ojos abiertos en exceso, corrigió: “No, no. Soy calor”. Hot es caliente pero it´s hot es hace calor. Cuando una idea va unida al humor, queda más tiempo en el cerebro. Utilizarlo en clases las hace más atractivas, los alumnos lo pasan mejor, están más relajados y la enseñanza es más eficaz. Si además de entretenidas, las clases son participativas, y se pueden organizar tareas donde se relacionen y trabajen juntos mejor. De ahí que trabajar la convivencia, las buenas relaciones sea útil y el humor, no solo el mío, sino también el suyo, contribuye. De rebote una persona que ríe conmigo va a aceptar mejor lo que yo le diga: le motivaré más.

Tenía, de joven, un profesor tieso y serio, que contaba chistes en clase. Un compañero que repetía curso nos avisaba: ahora cuenta éste. Para usar adecuadamente el humor, conviene tenerlo. Una buena noticia: se puede desarrollar y potenciar. En nuestro centro hicimos un taller de humor para profesores que duró todo un curso. Lo más esencial: reírnos de nosotros mismos y de lo que nos pasa, favorecer una actitud lúdica y entender que todos tenemos la capacidad de hacer reír a los demás, creatividad, ser actores/ en mayor o menor grado.

Estas son algunas de las actividades concretas del proyecto “Educa desde el Humor“, que ya ha desbordado a otros centros, universidades, hospitales, centros de profesores, y múltiples grupos humanos. El objetivo básico es entender que todos tenemos sentido del humor  - posibilidad de ver de un modo divertido, no trágico, a nosotros mismos y lo que nos sucede- y capacidad de reír –sobre todo en momentos difíciles-, que conviene que desarrollemos en nosotros y que una educación integral ha de tener en cuenta que el sentido del humor, la capacidad de reír, la seriedad y el trabajo bien hecho son compatibles y deseables.

¿Puedo yo desarrollar mi humor? Aunque hay gente que piensa que no, yo creo que sí y llevamos 29 años investigando, aplicando y demostrando cómo. Pero como decía Henry Ford: “Tanto si piensas que puedes, como si piensas que no puedes estás en lo cierto”.

Germán Payo -  Ideólogo del programa "Educa desde el Humor". Miembro de la Sociedad Internacional de Estudios de Humor. Licenciado en Magisterio, Teología e Inglés.- www.educahumor.com

Fuente: revista.universidaddepadres.es