Investigadores del Instituto Rochester de Tecnología (EEUU) encontraron que un ambiente de aprendizaje rico en tecnología mejora el aprendizaje y las calificaciones, al tiempo de reducir los índices de deserción en varios cursos universitarios de ingeniería.
Más del 90% de los estudiantes afirmaron que un ambiente rico en tecnología -que incluye una combinación de tabletas, software colaborativo y múltiples pantallas interactivas- les ayudó a aprender y retener la información mejor que las clases convencionales.
Los datos surgen de una investigación de seis años involucrando a más de 500 estudiantes universitarios en 12 clases dictadas por tres profesores de ingeniería mecánica, Robert Garrick, Larry Villasmil y Diane Amuso, todos de la Facultad de Ciencia Aplicada del Instituto Rochester de Tecnología.
La investigación se enfocó en tres cursos de tecnología que mostraban bajos índices de retención y altos promedios de deserción (neumática e hidráulica, dinámica aplicada y mecánica fluida aplicada). Estos son cursos de base en los programas de ingeniería en los que hasta un 23% de los alumnos recibían bajas calificaciones, repetían o desertaban de las clases.
Los investigadores rediseñaron las clases incorporando tabletas para cada estudiante y software colaborativo. Las aulas incorporaron múltiples pantallas interactivas que mostraban los contenidos de las computadoras de docentes y alumnos. Toda la información intercambiada era registrada y archivada.
La combinación de estos recursos mejoró la conexión visual con el material de estudio, y mejoró el modelaje de los problemas de ingeniería, áreas críticas para retener información técnica.
En un laboratorio tradicional, los estudiantes trabajan en sus puestos individuales mientras el instructor camina entre ellos, responde preguntas y vigila las operaciones. En el nuevo ambiente enriquecido con tecnología, los estudiantes reciben disertaciones multimediales, y trabajan sobre simuladores virtuales. Los instructores revisan el trabajo en tiempo real, identifican problemas y señalan las diferentes soluciones propuestas. Todo el trabajo de los alumnos es agregado a los archivos digitales de modo que las diversas respuestas a los problemas pueden ser referenciadas.
Garrick comenta: "los estudiantes aprecian los problemas prácticos y reciben realimentación inmediata. Nos dicen que casi se siente como si estuvieran recibiendo instrucción individual".
El proyecto fue financiado por una beca de la Fundación Nacional para la Ciencia.
Fuente: Eurekalert, EEUU. Leer nota original
En un laboratorio tradicional, los estudiantes trabajan en sus puestos individuales mientras el instructor camina entre ellos, responde preguntas y vigila las operaciones. En el nuevo ambiente enriquecido con tecnología, los estudiantes reciben disertaciones multimediales, y trabajan sobre simuladores virtuales. Los instructores revisan el trabajo en tiempo real, identifican problemas y señalan las diferentes soluciones propuestas. Todo el trabajo de los alumnos es agregado a los archivos digitales de modo que las diversas respuestas a los problemas pueden ser referenciadas.
Garrick comenta: "los estudiantes aprecian los problemas prácticos y reciben realimentación inmediata. Nos dicen que casi se siente como si estuvieran recibiendo instrucción individual".
El proyecto fue financiado por una beca de la Fundación Nacional para la Ciencia.
Fuente: Eurekalert, EEUU. Leer nota original